MARATÓN NUEVA YORK 2023

El camino hacia esta experiencia empezó allá por el 1 de Marzo. Durante la previa del partido de ida de seminales de Copa entre Osasuna y Athletic en el Sadar (no hace falta recordar cómo terminó esta eliminatoria), recibo un mensaje de Whatsapp de Iñigo en el que me dice que le ha tocado dorsal para la Maratón de Nueva York. Inmediatamente miré mi correo y … Efectivamente. A mí también!

Mi primer pensamiento fue de qué pereza. Ponte a buscar vuelos, alojamiento, organizar el viaje, …. Pues una semana después de haber vivido esta experiencia, tengo que reconocer que este viaje y esta carrera han superado totalmente mis expectativas y será algo que no se me olvidará fácilmente.

A finales de Agosto empecé con la preparación para esta maratón. Empezamos con el 10K de Viana y las sensaciones fueron muy buenas. Según avanzaba la preparación esas sensaciones se iban afianzando y me sentía que estaba en mi mejor momento. Hasta que llegó un día de rodaje suave en el que me empezó un dolor en el glúteo que me impedía correr y que hizo que me vinieran viejos fantasmas a la cabeza de una lesión que tuve hace unos años que me hizo parar varios meses. Aparecieron las dudas de si podría correr la maratón, plantearme el viaje, mirar opciones de cancelación, … Pero después de las consultas con el traumatólogo y con Cristina nuestra fisio, me dieron cierta tranquilidad diciéndome que tan solo sería algo muscular. Dos semanas después, pude volver a correr poco a poco. Este parón justo coincidió en la etapa clave de la preparación, por lo que al final, la idea con la que voy a Nueva York será la de disfrutar y olvidarnos de tiempos y marcas. Pensándolo ahora, creo que por este contratiempo he podido vivir esta experiencia de una forma más completa.

El miércoles de la semana de la carrera cogí el vuelo para Nueva York. Días previos en los que aprovechamos para patear la ciudad y hacer turismo. No es que sea lo ideal previo a una carrera, pero estando en una ciudad como Nueva York había que exprimirlo al máximo.

Y llegó el día D. A las 4:00 suena el despertador (menos mal que cambiaban la hora ese finde y tuvimos una hora más para dormir). La verdad que fue de los días que mejor dormí y no sentía esos nervios de una carrera de tal magnitud. Estaba bastante tranquilo.

A las 5:30 teníamos el bus que nos acercaba a la salida. Hay que decir que lo tenían muy bien organizado. Tan solo esperamos unos 10-15 minutos para coger el bus, que es algo que no es fácil ante tanto volumen de gente. Y aquí ya sí, empezó el cosquilleo en el estómago. Algo se venía.

Sobre las 6:45 llegamos a la zona de salida. Un lugar inmenso que estaba organizado en 3 zonas (por colores de dorsal) en las que en cada una había baños, café, bagels, geles, agua, … Momentos de espera en los que los nervios van creciendo y que cuando llega ya la hora de acceder a los cajones se incrementan más.

Y en el momento en el que salimos en grupo desde los cajones a la línea de salida es cuando me doy cuenta de que va a ser una carrera muy especial. Durante esa distancia del cajón a la línea de salida empiezo a recordar los inicios de cuando a empecé a correr, de toda la gente que estaba pendiente de mi carrera, del sueño que estaba a punto de cumplir de correr la Maratón de Nueva York, … Era una sensación que no había tenido en ninguna carrera previamente. Esto me dio un chute de energía y motivación que ningún gel te puede dar.

9:10, pistoletazo de salida y empezamos. Un inicio en subida del puente de Verrazzano que en parte viene bien para no venirte arriba. La segunda parte del puente es en descenso y entramos en Brooklyn. Pasamos del silencio del puente a los gritos de ánimo de la gente. Es algo con lo que aluciné. Los 42K (salvo puentes) llenos de gente animando a ambos lados de la carretera con varias filas de gente a cada lado. Tal y como tenía pensado, ritmo tranquilo y a disfrutar. En torno al km 13, cuando entramos la Avenida Laffayete de Brooklyn fue un auténtico espectáculo. Pasillo estrecho a lo Tour, lleno de gente animando sin parar durante varios km. No paraba de decirle a mi cabeza, “esto es una barbaridad, vaya espectáculo, disfrútalo, …” Fue algo que no se me va a olvidar nunca y que lo recordaré siempre.

Y después de esto llega el cambio radical. Llegamos a Williamsburg, el barrio judío-ortodoxo de Nueva York (recomendable la miniserie Unorthodox). Aquí la gente pasaba de la maratón. No iba con ellos. Por lo que en esa zona poca animación tuvimos. Una vez pasado este barrio, se recupera la animación, llegamos a la media y empieza la segunda parte de la maratón. Una segunda parte bastante dura, con bastantes cuestas y en las que era difícil encontrar una zona llana. Pasamos Queens con alguna cuesta bastante exigente y llegamos al puente de Queesboro que une Queens con Manhattan.

Un puente muy duro en el que tiene una subida larga y bastante exigente. Una vez llegados a la parte superior del puente, bajada bastante brusca y pasamos del silencio absoluto del puente a la locura de Manhattan.

Seguimos con buenas sensaciones, muscularmente seguimos bien (que era mi principal miedo) y nos dirigimos de Manhattan hacia el Bronx. Paso exprés por el Bronx pero sorprendido muy gratamente por la gran animación que tenían montada allí.

Y del Bronx vuelta a Manhattan en la que acercándonos a la primera entrada a Central Park nos reciben con una gran subida que a esas alturas de carrera se hace bola. Y ya cuando quedan unos 5 km, mi estómago empieza a darme guerra (realmente iba regulín unos kms antes) y me obligó a parar en el baño un par de veces en estos últimos kms. En otra situación me hubiese fastidiado bastante. Pero con la mentalidad con la que iba de disfrutar y olvidarme de tiempo, realmente no me importó mucho.

Última milla y volvieron a mi cabeza esos pensamientos de inicio de carrera. No es que sea una persona muy de exteriorizar mis sentimientos, pero había algo en esta carrera que tocó la fibra sensible y sacó de mí algo que ninguna carrera antes había sacado. Es una carrera que me ha marcado mucho, algo que no lo voy a olvidar nunca.

Y para terminar, agradecer primero a Iñigo, mi compañero y amigo de viaje y de días de series en Pamplona en la Vuelta al Castillo en las que él es una parte responsable de que vaya mejorando año a año. Una pena que no hayamos podido hacer la maratón juntos, pero ya tendremos la oportunidad de otra maratón que podamos compartirla juntos.

A Gabri, nuestro “casero”, que personalmente todavía no le conocía, que nos alojó en su casa con las facilidades que ello supone. Un placer!

Por supuesto familia, en particular Aitor con el que también me hubiese encantado compartir esta experiencia juntos y que confío en que lo podamos hacer en un futuro.

La cuadrilla, que es algo que al final cada uno elegimos y que me siente muy afortunado de tener amistades de este nivel, que siempre están ahí y que sientes su apoyo y por el que estaré siempre muy agradecido.

Y por último, cómo no, a cada uno de los integrantes del gran club y familia al que pertenezco que es Korrikazaleak. Desde que entré no he hecho más que ir mejorando gracias a consejos que recibo, he conocido mucha gente que merece mucho la pena y es una satisfacción poder correr en nombre de este equipo.

Eskerrik asko y a seguir!!

Por Mikel Martínez

También te podría gustar...

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies