Crónica Maraton de Rotterdam #42K

Lo primero que oigo antes incluso de abrir los ojos es a las gaviotas.

Estamos en Rotterdam, al lado del mar. Los huéspedes del hotel empiezan a salir de sus habitaciones y a desfilar hacia el desayuno. Ha llegado la hora, se acabó la cuenta atrás de tantas semanas, ya no hay nada que podamos hacer para cambiar el destino de esta mañana de domingo. Puede que una gaviota sea un buen augurio, según la mitología germánica el cuervo era el enviado de Odín, esto es lo más parecido que voy a encontrar. De todas formas a los dioses siempre les gusta que los mortales nos batamos el cobre, no les va eso de dar algo por nada.
Un rato después y estamos ya en la salida del maratón. Una Babel de idiomas, además de holandés se oye mucho inglés, también francés, español, alemán, e italiano. Pensaba que estaría más cerca de la salida, pero llego un poco justo, después me costará mucho coger ritmo y se me irán por delante los grupos que los corredores formamos para afrontar mejor los primeros 25 kms del maratón, que hoy además se anuncia ventoso.
Los primeros kilómetros los hago con un puntito de relajación, vamos con aire a favor la mayor parte del tiempo, pero me voy un poquito por encima del ritmo objetivo. No encuentro un grupo en el que ir a gusto. En el kilómetro 12, al girar una curva, nos encontramos una recta entre canales interminable, azotada por un fuerte viento. Vamos pocos, demasiado pocos para protegernos. Cien metros por delante, un numeroso grupo de unos 40 corredores, muchos de ellos holandeses altos y fornidos. La tierra prometida. Algunos nos armamos de valor y decidimos apretar para enlazar. Dos kilómetros contra el viento a 3’37 y 3’33. Llegamos y experimentamos lo que deben sentir los marinos al salir de un mar agitado y encontrarse en aguas tranquilas.
“¿A qué ritmo vamos?” “¿Es éste el grupo sub 2h40?” pregunta alguno en inglés. Cuesta recuperar la respiración y volver a encontrar buenas sensaciones en las piernas después de ese arreón. Hay en el recorrido tres giros de 180 grados, y alguna subida, que añadidas al viento, no hacen de esta carrera la meca del maratoniano que yo me esperaba. Pasamos la media con 1h19:50 (tiempo bruto), hay alguno que se le ve nervioso porque no confía en poder repetir ese tiempo en la segunda mitad, pero el miedo al viento hace que todos busquemos la prudencia. Yo también, quiero asegurar bajar de 2h40, en este momento no las tengo todavía todas conmigo, aunque voy ya mucho más cómodo, y concentrado en carrera.

Por fin parece que toca tener el viento de culo. En el km 22 algún valiente se anima a dejar la seguridad del grupo, yo he preferido esperar, pensando en que mi momento llegaría más tarde; pero este grupo concreto está formado en torno a una chica, que habla con sus dos liebres y el ritmo baja bastante. 3’53 el km 23 a pesar de ser favorable. Tengo la sensación de que tengo controlado al maratón, y me voy para delante junto con un chico sueco, 3’32 el km 24, ayudado por el aire, y empalmamos con los otros “fugados”. Pasamos juntos el puente Erasmus, aquí me siento otra vez, después de años, en mi elemento. Sé lo que me espera y sé que lo tengo dominado. Me he quitado la careta, ya no hay vuelta atrás, y aquí empieza mi maratón. Tiro y tiro y voy quedándome solo, voy aumentando continuamente el promedio cada 5 kms a la vez que la mayoría de atletas empieza a flojear, la sensación de adelantar gente que va como poco 10 o 15 segundos por km más lento se me sube a la cabeza. Cómo he echado de menos estas sensaciones. Ahora sí, doy rienda suelta a la adrenalina, me acuerdo del invierno pasado por agua que hemos tenido, de lo que me ha costado entrenar. Pienso en mis compañeros de club, pienso en los euskotxokos y muchos otros corredores, pienso en mi familia, y pienso en el pequeño Xabier que si todo va bien le conoceré en dos meses y cruzo la meta sin poder dejar de correr, todo energía.
Después de 6 años, he vuelto a bajar de 2h40 (por sexta vez) en un maratón. Y por bastante, 2:37:12, con una segunda media maratón más de 2 minutos más rápida que la primera y prácticamente idéntica a cuando hice mi mejor tiempo en 2008. Claro que entonces la primera media maratón la pasé 4 minutos y medio más rápido. Pero tampoco estoy tan lejos de entonces, sé que podría volver a intentarlo. El tiempo dirá si alguna vez vuelvo a estar en esas condiciones, pero de lo que estoy seguro es de que seguiré preparando y corriendo maratones.

Tiempo de Ander: 2:37:12 Link

Tiempo de Iñigo: 3:07:53 Link

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