Crónica Maratón Castellón 2025
La verdad que no soy mucho de escribir, de hecho, es de las cosas que peor se me dan, pero un poco por no ser el único en no hacerlo y porque seguro que dentro de un tiempo me vendrá bien releer la crónica, pues me he animado a hacerlo.
Como se suele decir, la maratón no sólo es la carrera si no el proceso entero de preparación asociado a la misma, que para mí, que no suelo participar en muchas carreras, suele ser un proceso largo que a veces me parece una travesía en el desierto. En estos momentos me acuerdo de las primeras salidas en agosto en vacaciones, cuando apetece descansar, y saliendo porque pienso que toda suma. También pienso en todos aquellos findes que no he podido entrenar como corresponde por compromisos varios, o en aquel que me hice 24 kms por el camino de Santiago antes de una boda y mientras el resto de la familia me miraba como si estuviese pirado. Todo enfocado en que mi travesía acabase en Málaga en diciembre.

Pero el pequeñín de la casa tuvo la mala suerte de coger estreptococos en sangre y tuve que pasar 5 noches en el hospital con él. Una vez dado de alta y sopesando los riesgos decidí que no era el momento de enfrentarme a la maratón teniendo en cuenta el riesgo de una recaída.
Palo enorme y dudas de que hacer a continuación…..¿empezar la temporada de monte?
¿Buscar otra Maratón en un plazo cercano? Tras una semana de dudas me ánimo a apuntarme a Castellón. Al principio con muchas dudas de ir y con poca motivación, pero poco a poco vuelven a aparecer dos de mis cualidades que más destacaría: disciplina y constancia.
Con todo, y casi sin darme cuenta pasan casi dos meses y llegamos a la semana previa de la maratón. Muchos nervios, no lo voy a negar, me veo bien, y me veo cerca de uno de los objetivos que me marqué hace unos 4 ó 5 años, cuando empecé a correr con asiduidad: bajar de las 3 horas. Sé que no estoy para ello, pero no lo veo tan lejos. El martes previo a la carrera ya tengo preparado todo lo que me voy a llevar y eso que yo suelo ser de los que espero al final, pero por poder estar más tranquilo y descansar lo más posible los días posteriores lo dejo ya todo preparado.
Por fin llega el viernes, y aunque estoy en el trabajo, me paso todo el rato pensando en que por fin después de 6 meses me voy a por el momento de la verdad, pero…..llamada de teléfono del colegio……nuevamente mi hijo pequeño está enfermo, y todo lo acontecido 2 meses antes vuelve a pasar por mi cabeza y pienso una y otra vez que no puede ser otra vez.
Por suerte, al recogerle del cole la cosa parece muy leve, así que después de una serie interminable de llamadas decidimos repartir a los niños entre mis padres y mi suegra, y después de 1 hora y algo de hacer de taxista, por fin nos ponemos en marcha mi mujer y yo rumbo a Castellón al que llegamos a eso de las 9 y media de la noche. Por fin puedo descansar e intentar desconectar un poco de todo.
El sábado nos levantamos y desayunamos con calma y decidimos perdernos un poco por la ciudad. Tras una hora y pico, tenemos la sensación de que ya hemos visto todo y nos decidimos por dar un paseo hasta la recogida de los dorsales. Lo recogemos rápidamente y aprovecho a dar de alta al club en la Base de Datos. Después damos un paseo por la playa y descansamos un poco mirando al mar.
Por la tarde tras comer en un restaurante con comida casera muy rica nos fuimos a visitar el refugio antiaereo y ya a descansar al hotel unas horas antes de ir a cenar.
Y por fin llega el día D, la verdad que durmiendo mejor de lo que suele ser en mí, y quedo con el resto de la familia KZK. Conozco a Rubén y a Quique y salimos a calentar con el resto del equipo.
Al entrar en el cajón le doy a Andrés el mismo consejo que me dieron en mi primera maratón:
“disfruta y no fuerces. La maratón es muy larga y tienes que ir conociéndola. Ya habrá otras para que apretes más”. Me despido de Andrés deseándole suerte y al lio.
Cuando empiezo me entra la duda de que ritmo he de seguir. Los primeros KMs veo que puedo mantener a la vista la liebre de 3 horas aunque por momentos se me va yendo, y aunque a veces intento forzar un poco para que no se me vaya, me doy cuenta que no es lo inteligente.
Los kms por la ciudad se me hacen muy amenos con la gran animación que hay en la calle y veo a Quique, más bien él a mí, que me saluda un par de veces y me saca de mis pensamientos. En todo esto que llegamos a la bajada en dirección al Grao. Se me hace un poco duro mentalmente por la recta y la soledad de ir tan sólo, pero las piernas van bien y me dejo llevar un poco. Antes de llegar al Grao empiezo a notar que mi ritmo no es tan fácil, a pesar de que el pulso medio que llevo me indica que no he forzado mucho, así que decido aflojar un poco. Aún así consigo pasar la media en 01:30:45 y pienso para mis adentros…..la ostia …..si me ha parecido fácil.
Pero a partir del KM23 la cosa cambia, sin saber qué pasa, mis piernas empiezan a no ir o al menos eso dice mi cabeza. Paso 1 km y algo hablando con un chico de Valencia que me dice que me prepare para la segunda parte, que es jodida. Aguanto un poco con él, pero veo que el ritmo va bajando mucho y aprovecho que nos adelantan dos para irme con ellos y empezar la subida desde el Grao. Y aquí, entre la soledad, el paisaje, la recta interminable se me hace un suplicio que hace que me plantee abandonar como 40 veces y pienso….el muro me ha llegado 5-7 kms antes. Por suerte, o eso quiero pensar yo, mi cabeza después del mazazo decide olvidarse de los tiempos y ritmos, que ya voy viendo como van bajando, y se centra en ir km a km. Con ello llegamos de vuelta a Castellón, y sin saber cómo, los kms van cayendo. Sé que mis ritmos cada vez son peores, pero ya eso ha pasado a un segundo plano. Estoy corriendo como un autómata y el objetivo después de cada zancada es la siguiente. A eso de KM35 veo a mi mujer, que me da un poco de ánimo y me saca del trance, y sin saber muy bien cómo, pasan otros 4kms y mi cabeza sigue pensando de la misma forma, zancada a zancada y sentirse cómodo olvidando el tiempo. Paso por mi hotel, y ya pienso que lo tengo porque me quedan poco más de 2 kms. Pero de pronto una subida sobre el KM 40 y algo y empiezo a notar amago de calambres en el cuádriceps de la pierna izquierda. Por suerte, no van a más y llega el Km41 y el 42….y la recta final a la vista y saco lo último que tengo dentro para llegar. Paro el reloj y olvidándome del tiempo (3h:05:48), me invade una emoción enorme que me tiene al borde de alguna lagrimilla. Me siento orgulloso, pero no de haber bajado mi mejor marca en 10 minutos, que en ese momento me da igual, sino de lo mal que lo he pasado y de cómo he conseguido sobreponerme y llegar. Tras descansar un poco física y emocionalmente me encuentro con Ruben, Iñigo y Gorka que me cuentan un poco sus sensaciones y me voy con mi mujer para tomar un café recuperador y empezar el camino de regreso.
Durante el viaje, lo bueno que tiene un trayecto tan largo, es que da tiempo para pensar en la carrera y sobre todo a buscar los motivos del petardazo porque no es normal en mí que suelo ser muy lineal en los ritmos, pero no consigo entenderlo.
Tras un par de días y comparando el pulso de esta maratón con otras maratones anteriores creo identificar que el problema es que iba con el pulso una gota más alto que en otras ocasiones, o igual son los años que ya empiezan a no perdonar, o igual el día. Quien sabe, pero el hecho es que en esta Maratón he aprendido a sufrir y a estar un poquito más cerca de las 3 horas…..¿Podré conseguirlo? En diciembre espero ir a Málaga (apuntado estoy) y hacer la primera tentativa formal si las lesiones no lo impiden.
Así que…..continuará…….
Por Roberto Taboada