Crónica Media Maratón Urkiola
Carrera preciosa de la que guardaba un gran recuerdo, y que este año se ha recuperado para el calendario korrikolari. Es una lástima que nos juntemos tan poquitos en la línea de salida, 15 para la carrera de 11 kms, y alrededor de 20 para la media maratón.
Desde la salida nos situamos 3 en cabeza, un chico del La Blanca Vitoria, otro de Elorrio, y yo. Los 2 primeros kilómetros damos vueltas por los alrededores del Santuario y nos turnamos en cabeza probando las fuerzas. Cuando ya cogemos definitivamente el camino para arriba se va el de Elorrio, y nos saca unos metros. Le mantenemos a la vista en los siguientes kilómetros, a veces me voy yo unos metros del otro y otras en cambio es él el que me distancia. Me están llevando muy fuerte, tengo la sensación de que si doy un acelerón para intentar cogerles voy a reventar para el resto de carrera.
Así llegamos al ecuador de la carrera. A partir de ahí hay unos kilómetros bastante cómodos, que tienden a bajar, y donde procuro no apretar para recuperar un poco el aire. Aún así, adelanto al de Vitoria y poco a poco vamos acercándonos al de Elorrio. Para el km 12 estamos ya a 10-15 metros, y sabiendo que normalmente tiendo a ir “a más” en carreras de esta distancia, me veo ya con muchas papeletas de llevarme el gato al agua. Curiosamente no conseguimos cerrar el hueco hasta el kilómetro 15. Ahí hay un avituallamiento y un giro del camino que nos lleva ya casi continuamente cuesta arriba, y ahí es donde cojo la cabeza y hago mi apuesta. Me sigue el chico del La Blanca, yo no voy sobrado pero estoy seguro de que él tampoco, aunque es duro de pelar. Paso el km 16, sigo oyendo su respiración no muy lejos. No quiero mirar atrás, por un lado siempre sería un signo de flaqueza mío que le podría animar, y por otro si le veo muy cerca me puedo venir un poco abajo, y si le veo lejos relajarme. Seguimos cuesta arriba y pasan lentamente el 17 y el 18. No miro atrás. En el 19 me he relajado ya un poco, y sé que ya va a haber más bajada que subida. Y miro. Buf, aguanta a 50 metros. Un último arreón, ya las piernas a estas alturas las tengo de plastilina, últimamente no toco casi monte y pienso que mañana voy a tener unas agujetas de escándalo.
Por fin llego a la última bajada y meta. Me acuerdo de los que están conmigo y de los que ya no, no tengo muchas ocasiones como ésta. Después espero a que llegue Pani y Jose, que aunque no esté en el club es de Rekalde de toda la vida, y a que me den una bonita copa, para que Xabi se piense que su aita es un campeón.