Casi saltamos la banca
Una crónica de Javi Galindo
Después de meses con el objetivo en mente nos ponemos en ruta al campeonato de España de cross master (cariñosamente llamado de yayos).
Las bajas han sido muchas e importantes, a las que hemos echado de menos, pero siempre en compañía de los que más nos apoyan, familia y compañeros.
Llegamos el viernes con cuentagotas dadas las circunstancias de cada uno. Nos acomodados en 2 casas rurales acogedoras pero con armarios que daban miedo.
Hemos mezclado cocina casera, cultura visitando una fábrica de alfarería que los niños y mayores disfrutaron y conversaciones con un vaso de vino. Imaginaros yo bebiendo un vaso de vino y desvariando con la asíntota.
En todo esto llega el domingo. Todos estamos bastante tranquilos ya que esperamos aprender y no se sabía lo que nos esperaba. Reconozco que he estado en muchos de estos campeonatos y es de los que más he disfrutado.
Llegamos a un circuito llano y seco y empezamos la primera prueba. Pani un poco empanado se había olvidado poner los clavos. Le animamos por todo el circuito. Para ello, hemos traído una inmejorable grada de animación.
Llega la segunda carrera en la que estamos Iñigo, Juanlu y yo. Hacemos una gran carrera a pesar de que Juanlu llega con una gran sombra en la espalda y no era del sol, jeje.
En la siguiente corre Gorka. Hace equipo con nuestros amigos/rivales del Beste Bira. Pelea el puesto para no decepcionar a su Iraia. Y hace un esfuerzo encomiable. Sin más comentarios que un gran aplauso.
La cuarta carrera llega con nuestro Ander Zorita capitaneando el equipo Beste Bira para darnos una lección de saber estar y lucha que siempre me saca una sonrisa de amor por este deporte.
Después de todo esto venía el plato fuerte y el público ya estaba caliente. Diego no se me hace esto, me vas a matar de los nervios. Les toca correr a Borja, Koldo y Diego. Diego nos hace soñar con un histórico pódium en un campeonato de España por el cual peleo hasta los últimos metros. Koldo carrerón. Falla pocas veces y me hace más caso que mis hijos. Pobre.
Ya para cuando pasaba Borja le íbamos haciendo la ola. Hasta las chicas de al lado le jaleaban. Borja yo hubiese parado a pillar números de teléfono.
El final de todo fue una gran comida de compañerismo y agradecimiento a la familia por aguantarnos.
Lo mejor es que llegamos todos a casa cansados pero deseando repetir otros momentos inolvidables. Tan solo dar las gracias por, después de más de 30 años, seguir haciéndome disfrutar de este deporte, que como bien sabéis me apasiona.