Crónica Marathon Athenas 2019

Esta historia no empieza como algunos puedan creer en Abril cuando haces clic en la inscripción de la maratón de Atenas. Esta historia comienza hace 25 años, cuando un chavalín rellenito al terminar su primera Santurce a Bilbao con lluvia y frío, y gracias a la inestimable ayuda de un amigo loco, mira al cielo y piensa, yo algún día haré una maratón, pero no una maratón cualquiera, sino la verdadera maratón.

Para quién no conozca la historia, la maratón es la prueba más dura del atletismo, y debe su nombre a la batalla de Maratón que enfrentó a Atenieses y Persas. Cuenta la leyenda, que los Persas amenazaron con arrasar Atenas, fue por ello que los jefes atenienses dijeron que si no tenían noticias de ellos en 3 días, evacuarían la ciudad.

Aquella batalla de Maratón fue vencida por los atenienses, y para poder avisar de la victoria mandaron a uno de sus emisarios, Filipides a dar la buena nueva, Filipides recorrió la distancia que hay entre Maratón y Atenas corriendo, 42 kms, y al llegar dijo dos palabras y murió desfallecido. Las palabras fueron “Idi Vinci”, hemos vencido

Por eso, desde la primera vez que corrí una maratón tuve muy claro que mi sueño era correr la verdadera Maratón, la original, aquella donde empezó todo.

Y así tras muchos años pensándolo, este 2019 era el año, no iba a dejar pasarlo más, y es por una sencilla razón, porque los sueños son para cumplirlos.

Gracias a los buenos resultados obtenidos en otras maratones y múltiples carreras, tenía un dorsal en el bloque 3, de 17 bloques que es muy delante en la línea de salida, así que había que aprovecharlo para correr tranquilo y disfrutar.

Llega el día de la carrera, 5 de la mañana y suena el despertador, no tengo nervios, me siento tranquilo no como otras veces en situaciones parecidas de Ironman, sé a lo que he venido a Atenas, he venido a disfrutar, y eso es lo que voy a hacer, disfrutar.

Bajo a desayunar y el hotel está lleno de maratonianos. Desayuno rápido y para la plaza Panepistimio que es uno de los lugares de donde salen los autobuses hacia Maratón, porque que nadie se olvide que hay que ir a 42 kms para volver.

Organización impresionante, es llenar un autobús y llegar el siguiente para volver a llenarlo de corredores. Una vez en Maratón, el autobús te deja a 500 m de la salida los cuales hay que cubrir andando, en el camino aparecen cientos de voluntarios que te ofrecen un chubasquero para evitar el frío (en Grecia el frío son 17 grados) y aparecen un montón de furgonetas DHL numeradas con un rango de dorsales para dejar tu bolsa del corredor que te entregan al dar el dorsal. Miles de corredores cambiándonos para dejar la mochila e ir hacia la salida, es una imagen impresionante. Al llegar a la salida, te ofrecen agua para hidratarnos y ya solo queda esperar 1 hora para poder salir.

En ese momento, busco una de las imágenes del día, la llama olímpica. La llama olímpica permanece permanentemente en Maratón durante todo el año y aparece en un pedestal al final de unas escaleras, lo grabo con mi GoPro que llevaré toda la carrera

Un poco de calentamiento, baño y al bloque 3 que es el mío. Dejo el chubasquero y nada más dejarlo viene alguien de organización para recogerlo, la organización es impresionante.

5 minutos antes de salir otra de las imágenes del día, todos levantamos el brazo derecho y realizamos el juramento olímpico, tanto en griego como en inglés, impresionante, los pelos como escarpias. Una vez finalizado ahora sí que si, sólo quedan 2 cosas, correr como Filipides y disfrutar como lo he hecho muchas veces corriendo

Pistoletazo de salida, y a los 15 segundos ya estamos en el arco, idea muy clara, a 5 min/kms, y al principio voy un poco más rápido por la emoción, 4:45, llevo casi media hora en el cajón, y veo que la gente para en la cuneta a orinar, aprovecho el momento, y así paro ahora para no parar luego, 30 segunditos y a volver a buscar el ritmo.

Km 2 y comienza a llover, no me lo puedo creer, está lloviendo en Grecia, es imposible, y como llueve madre mía, lo primero que pienso es, sé que iba a llover, pero no tan pronto, ni tan fuerte. Seguidamente pienso, bueno, pues si asi es más épico, mejor, que sea lo más parecido a lo que sufrió Filipides, sigo con el mismo ritmo cómodo que sé que va a ser dura esta maratón.

Km 4, nos sacan de la carretera general y nos meten hacia las playas de Maratón, comienza el primer momento de gozadera, sé por qué nos desvían, es para ver exactamente donde se desarrolló la batalla, me gustaría pararme, pero sigue lloviendo, y la veo, ahí está imponente la montaña donde según la leyenda están los restos de los atenienses muertos en la batalla, y junto a ella la escultura a Leonidas.

Creo que en este momento es cuando realmente me di cuenta de que estaba viviendo parte de la historia que había leído desde pequeño, y como si de una señal se tratará dejó de llover, en el km 6 se vuelve a la carretera general que ya no abandonaremos hasta el final

Otra de las características de esta maratón además de su dureza, es la animación. La gente es increíble, jamás, repito, jamás había vivido lo que viví el domingo, desde el km 0 hasta el 42, sólo se oía una palabra: BRAVO

BRAVO es la forma que tienen los griegos de animar, y muchos se desgañitaron por hacerlo

Llegamos al primer pueblo y el Bravo empieza a sonar, se empiezan a ver las primeras ramas de olivo. La gente te ofrece ramas de olivo como símbolo de suerte para poder correr la carrera, de momento no cojo ninguna, me centro en mantener mi ritmo de 5 min/km y en este tramo hasta el km 10 es fácil porque es bastante llano

Llego al km 10, tiempo esperado 50 min, voy muy bien, a ritmo machacón pero bien

Aquí comienza el maratón, del km 10 al km 17 es un terreno rompe piernas con tramos realmente duros, y pienso que la clave de esta maratón es no venirse arriba en esta zona.

Km 12, Nea Makri, primer pueblo, en cuesta, simplemente impresionante, nada más entrar música y gente bailando el Sirtaky, la gente cierra la carretera y te hacen sentir como un héroe abriéndose a tu paso, te hacen sentir como Filípides, los niños sacan las manos para que se las choques, es muy fácil venirse arriba pero hay que tener cabeza, y yo les choco esas manos, las manos de esos niños, pensando en ese niño que un día soñó correr esta carrera y que ahora lo está haciendo y disfrutando

Salimos del pueblo y viene una de las zonas más tristes de todo el recorrido, pasamos por la zona que se quemó en el verano triste de 2018 con los incendios en todo el país, a ambos lados de la carretera está todo quemado, y el paisaje es desolador, además es en cuesta, menos mal que vuelven los bravo de la gente

Km 15, paso de chip en 1h 15’ esta zona se me está haciendo muy muy pestosa, voy bien pero se me está haciendo largo, son repechos y llanos, pero uno no acaba de coger un ritmo de gozadera total hasta que se llega al km 16 donde empieza una bajada de un kilómetro que desemboca en el pueblo de Rafina

Km 17 Rafina, aquí empieza la verdadera subida, ahora hay que tener cabeza y calma, son 14 kms de continua subida, no muy dura pero subida, ahora sí que sí es el momento, miro al niño de la izquierda y le recojo la rama de olivo, es la rama de la suerte, con ella entraré en el Panatinaicon.

El pasillo se cierra y vuelvo a ver a la gente bailando el Syrtaki otra vez, y como no vuelvo a oír a cada una de las personas con su bravo, poco a poco toca buscar la media maratón, lentamente subir lentamente y no venirse arriba, difícil pues el viento sopla muy fuerte de cara, esta es la peor zona porque apenas hay pueblos y es el momento de empezar a tomar el primer gel, poco a poco, un poco, y en el próximo avituallamiento (hay avituallamientos cada 2,5kms) otro poco, así hasta que se acabe, llevo dos geles para la maratón.

Llego a la media maratón, y la paso en 1h45’, perfecto, sé que se me va a ir un poco la segunda media porque es más dura, así que entre 3h35-40’ mas o menos lo previsto

Cada kilómetro de la maratón está marcado por una señal permanente que está ahí todo el año por si alguno se anima a hacerla por su cuenta, pero yo no se lo recomiendo

Llego al km 25, he bebido mucha agua, y esta empieza hacer su efecto, así que decido parar un poco y vaciar, y sobretodo cambiar un poco el chip. Pienso, solo quedan 6 kms de subida, vamos, poco a poco voy cogiendo la referencia de otros corredores

Vuelvo a la carretera, y veo como por la izquierda se acerca la tormenta que estaba anunciada, efectivamente, km 26, segunda caladura del día, pero esta es muy fuerte, yo creo que nos acompañará hasta el final.

Poco a poco busco el muro del maratón, km 28, km 29, km 30, pero hoy no llega, hoy no Filipides pienso, hoy yo te he ganado a ti.

Km 31 Agya, aquí acaba la subida, sigue lloviendo, pero sé que aquí acaba lo malo, de aquí al Panatinaikon ya no hay más repechos, comienza la bajada, y en el km 33, deja de llover, ¿un signo de los dioses?, tal vez.

Km 34, entramos en Atenas, entramos por la autopista que lleva al aeropuerto, y es poco a poco entrar en la ciudad, disfrutando. He llegado como yo quería, a los últimos 8 kms muy muy bien de fuerzas, ahora solo toca sonreír.

Km 35, pasamos junto a los aficionados del Panatinaicos que gritan sin cesar, “bravo bravo bravo”.

Km 36, veo delante mío un compañero de Valladolid que se para, “no hombre no, vamos por Filipides”, le grito, se ríe y corre, leo una pancarta que pone: You have been choseen Chess (deberías haber elegido ajedrez), lo que no saben es que también lo juego, que ironía.

Km 37, 5 kms solo 5 kms de esfuerzo, lo tengo, evitó los grandes charcos, voy muy bien, pero decido empezar a tomar el segundo gel, total se va a ir a la basura, porque no vuelve en el avión, así llego hasta el km 39, ahora sí que si, ya estamos en el centro de Atenas, hay que atravesarla para llegar al estadio, y aquí si ya era una locura los gritos de ánimo de la gente, esto ya es el no va mas, bravo, bravo, bravo, no sé si llorar o darles un abrazo, solo me sale devolverles el bravo. Me encuentro con un chico de Huelva que tiene problemas de gemelos, pero le animo, tiene 3h36’ en maratón y le animo que lo puede bajar, bajo un poco el ritmo y le acompaño hasta el km 40, en un pequeño repecho me dice que tire hacia delante que va bien.

Km 40, 2 kilómetros solo, lo voy a lograr, 10 minutos, 10 minutos para cumplir uno de los sueños de mi vida, el Panatinaicon, y voy bien, voy muy bien a 4:45, pica hacia abajo

Km 41, al fondo veo el monumento al corredor, la gente sigue gritando bravo, bravo.

Paso el monumento, zig zag y la anteúltima recta, si lo he visto, esa curva a izquierdas la he visto en infinidad de videos, y ahora yo soy el protagonista, esa recta está aquí, esa recta es la que lleva a la bajada al Panatinaicon. Me paro, saco la go pro, hay que grabarlo para el recuerdo. Tomo la curva, 41,6, 500 metros quedan, yo creía que estaba más cerca, bajo por la ancha avenida siguiendo la raya azul del maratón y a la izquierda veo los soldados con el típico traje griego, esta avenida es impresionante, está atestada de gente,”bravo bravo bravo”, lo grabo, siempre quedará en mi mente los ánimos de la gente en esta carrera.

Entrada al Panatinaicon, cartel de 250 m, y es tal y como lo soñé, me da igual todo, me da igual el tiempo, la lluvia, todo, solo intento ver a mi mujer pero no la encuentro, banderas de todos los países, brazos en alto, como diría mi amigo Pablo, madre mía que bien me lo he pasado, grabo el estadio, es aún más grande de lo que me lo había imaginado, es impresionante, todo de mármol, 50000 personas, enorme, te hace sentir como un verdadero Filpides, y ando, quiero disfrutarlo, es cumplir mi sueño, estoy cumpliendo mi sueño, veo el reloj 3h 34’ tiempazo para lo bien que me lo he pasado.

Cruzo la línea de meta, ando 20 metros para no formar tapón, paro y con la mirada veo todo el estadio, y pienso: “Juan es tu sueño, es tu sueño hecho realidad, hoy si que si eres como Filipides”, y me tapo la cara y lloro como un niño, porque si señores de alegría también se llora.

Veo a mi mujer, “cariño lo hicimos, mira qué bonito, es el Panatinaicon, es nuestro sueño, disfrútalo, lo hemos soñado mil veces, y hoy es realidad”

Como dijo Filipides: “Idi Vinci” (hemos vencido).

Por Juan Espino.

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